Jugando con Fuego: el éxito de Netflix para fans del poliamor

Jugando con Fuego: el éxito de Netflix para fans del poliamor

Los reality shows llevan siendo uno de los géneros televisivos más importantes desde hace ya un par de décadas. La fiebre que se vivió en todo el mundo a finales de los 90 con estos formatos de telerealidad sigue más vigente que nunca. Y ya no hace falta revestirlos de experimento sociológico, como ocurría al principio con Gran Hermano, para darle esa pátina de credibilidad. La gente sabe que lo que está viendo es un show, puro espectáculo televisivo, y lo único que busca es entretenimiento. Los realities triunfan porque ofrecen una percepción muy particular de la vida, con personas supuestamente como nosotros que viven experiencias increíbles y que tienen relaciones superintensas ante la cámara, como si estuvieran desarrollando un auténtico culebrón real ante nuestras narices.

Son muchas las cadenas de televisión que han apostado por este tipo de formato, porque suelen ser programas muy baratos de producir y con grandes audiencias que les permiten aumentar sus ingresos. Siempre con cierta polémica rodeándoles, ya hemos visto realities de todo tipo, desde aquellos en los que lo importante es lo que se hace, como Masterchef u Operación Triunfo, hasta aquellos en donde lo único que importa es aguantar la situación de encierro junto a otras personas, o sobrevivir en una isla supuestamente paradisiaca pero que guarda muchísimos peligros. Tal es el éxito de este formato que incluso Netflix, la plataforma de streaming, ha decidido apostar por uno propio, llamado Jugando Con Fuego, que se estrenó hace poco en la plataforma, y que no ha dejado indiferente a nadie.

La llegada del reality a Netflix

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Con un estilo muy parecido a otros concursos como La Isla de las Tentaciones, el programa ha sido creado por la productora Talback para Netflix, con un total de ocho episodios en una primera temporada que se estrenó en abril de 2020, en plena cuarentena mundial a causa del virus Covid-19. El programa llegó con una vitola fresca, original y ardiente, como un producto muy diferente al que la compañía solía ofrecer a sus espectadores. Su grabación tuvo lugar meses antes, por supuesto, así que la historia ya había terminado y el programa estaba finiquitado una vez se expuso en la plataforma. Esto no restó un ápice de interés por parte de los espectadores, que siguieron con atención los devaneos amorosos de estos jóvenes tan sexys que tenían prohibido interactuar sexualmente en cualquier momento.

Sus participantes

El casting de Jugando con Fuego se realizó a través de todo el mundo, ya que el programa se grabaría a nivel internacional, eso sí, en inglés. Con participantes de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Australia e Irlanda, el casting final contó con catorce jóvenes, siete chicos y siete chicas, todos ellos guapísimos y esculturales, que tendrían que convivir durante unas semanas sin poder tener ningún tipo de relación entre ellos más allá de la cordialidad y la amistad que la propia convivencia haría surgir. La mayoría de estos participantes eran modelos, como Francesca Farago o Chloe Veicht, o personalidades conocidas en las redes sociales, como Bryce Hitchsberg. El programa les sirvió para tener aún más público y una visibilidad mayor para sus propias carreras artísticas.

¿En qué consiste este reality show?

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Aunque sus creadores afirman que se basaron en el capítulo El Concurso de la serie Senfield para crear el formato, Jugando con Fuego tiene muchas similitudes con el reality Love Island, bastante conocido en el mundo anglosajón y que llegó también a otros países hispanos bajo el nombre de La Isla de Las tentaciones. En aquel reality, varias parejas eran separadas y puestas a convivir con otras personas solteras, poniendo a prueba su fidelidad. En el caso de Jugando con Fuego, todos son solteros, pero lo que se pone a prueba en este caso es la castidad de los concursantes, ya que el objetivo del juego es no entablar relaciones íntimas con los demás. Por cada beso o cada actitud sexual que se demuestre, una inteligencia artificial les quitará automáticamente parte del premio final, que ascendería a 100.000 dólares.

El reality, por supuesto, no incluía ninguna imagen especialmente subida de tono, y siempre que ocurría algo caliente, la escena simplemente se cortaba. Cuatro de los catorce concursantes terminaron por ser descalificados antes del capítulo final, y los otros diez fueron considerados ganadores de un premio eso sí un poco reducido, de 75.000 dólares, ya que habían sido penalizados en alguna ocasión por la inteligencia artificial, al tener acercamientos demasiado íntimos. Este reality show juega con esa ambivalencia de ofrecer a los espectadores algo morboso, pero a la vez, castigar a los participantes si realmente se dejan llevar por la pasión, algo que es precisamente el objetivo de otros muchos realities de este tipo.

El éxito de Jugando con Fuego

Aunque muchos fruncieron el ceño al saber que Netflix había producido un reality show, y que era del tipo “sexual” que muchas cadenas estaban ya ofreciendo, finalmente el resultado tuvo un gran eco en la audiencia y se convirtió en uno de los programas más vistos de la plataforma en muchos países durante el mes de abril. Las redes sociales se hicieron eco de este lanzamiento y no fueron pocos los medios que le dieron cobertura, consiguiendo así mucha publicidad para llegar a todos los oídos posibles y que se le diera al menos una oportunidad al principio. El reality estaba muy bien construido, tenía un buen casting, era divertido, mordaz y sexy, y aunque no había muchas escenas candentes, el público supo recibirlo con los brazos abiertos.

Jugando con Fuego se ha convertido en uno de los éxitos inesperados de Netflix en estos primeros meses de 2020, y evidentemente, ya se está hablando de futuras entregas. Su audiencia ha sido bastante respetable, pero sobre ha sido su repercusión en redes sociales, especialmente en el ámbito anglosajón, de donde son los participantes, lo que ha llevado a la compañía de streaming a preparar nuevas entregar, sabiendo que tienen entre sus manos un nuevo filón que pueden aprovechar.